Roberto Romero, un nombre que se ha convertido en sinónimo de dedicación y pasión por la educación, nació el 30 de octubre de 1968 en la ciudad de Posadas, Misiones. Desde muy joven, Romero mostró un espíritu inquieto y activo, rodeado de la sencillez de los juguetes de madera de su infancia. A pesar de las barreras que encontró en su camino para acceder a la educación, su sed de conocimiento lo impulsó a convertirse en docente, una profesión que lo llevaría a inspirar a generaciones de estudiantes.
Sus recuerdos de infancia evocan la alegría de jugar en las calles de su barrio, escapando a las siestas para disfrutar de la compañía de sus amigos. Esa misma energía contagiosa la transmitió a sus alumnos durante su trayectoria docente, convirtiéndose en un referente de compañerismo y entusiasmo.
Roberto dedicó su carrera al Instituto de Enseñanza Agropecuaria N°2, “en esta institución encontré un espacio para compartir mi pasión por la enseñanza con jóvenes ávidos de conocimientos.” Dijo a San Pedro Online.
“La alegría de compartir y aprender con sus compañeros de trabajo siempre me llenó de satisfacción. Los viajes educativos, como aquellos a Bariloche, Almidonera, Cataratas y la Expo Rural de Buenos Aires, se convirtieron en experiencias inolvidables que enriquecieron la vida de los alumnos y la mía también” recordó Romero.
La enseñanza para Roberto fue mucho más que impartir conocimientos, era la oportunidad de formar personas de bien, de cultivar valores y de inspirar la pasión por la vida. Se destacaba por la entrega y la dedicación a sus alumnos, quienes lo recuerdan con cariño y admiración.
Los desafíos que enfrentó en su profesión, como la falta de recursos, no opacaron su compromiso. Siempre buscó soluciones creativas para brindar una educación de calidad. «El impacto en mi vida es y será lo más saludable, estoy orgulloso de haber sido parte de la formación de chicos. Fantástico, fenómeno que no olvidaré», expresó Romero con alegría.
Roberto se mantiene activo y vital, practicando deportes como trotar, correr y fútbol. Se dedica a asesorar y vender verduras en su emprendimiento propio, demostrando su espíritu emprendedor y su compromiso con la vida. Sus valores son claros: «Valorar la vida, trabajar, amar, ser feliz y dar felicidad». Dijo.
A los jóvenes que se inician en la docencia, les aconseja que sean felices y que cultiven el respeto hacia sus semejantes.
Roberto Romero, un docente jubilado que deja una huella imborrable en la comunidad educativa, no solo por su compromiso con la enseñanza, sino también por su generosidad, su entrega y su pasión por la vida. Su historia es una inspiración para todos, un testimonio de que la pasión por la educación transforma vidas y crea un legado invaluable para las futuras generaciones.