Como es habitual cada 8 de diciembre la Iglesia Católica conmemora la Inmaculada Concepción de María. Es una de las fechas más importantes para la iglesia católica en la que se acostumbra a armar el arbolito de navidad. En Argentina se estableció que esta fecha sea feriado.
El año pasado debido a la pandemia de coronavirus no se realizó la peregrinación, solamente la liturgia e inauguración del nuevo templo, con la presencia del Obispo de la Diócesis de Iguazú Nicolás Baisi donde se consagró el altar.
La caminata inició en la rotonda de San Pedro hasta el Santuario de la Virgen Inmaculada Concepción en Terciados Paraíso, con un recorrido de 12 kilómetros sobre la Ruta Nacional N 14.
A las 8:30 inicio la celebración de la santa misa en el nuevo templo de la Inmaculada Concepción con una capacidad de 300 personas sentadas. Al lugar llegaron 2.000 personas, niños jóvenes y adultos todos impulsados por fe de María para hacer sus peticiones y agradecimientos a la Virgen.
La comisión de la iglesia trabajó incansablemente para que la fiesta del 8 de diciembre salga en óptimas condiciones, dividiendo tareas entre hombres y mujeres, ventas de asados, ensaladas y pastas dulces. Asimismo, la organización de la novena durante los 9 días previos a la fecha.
La conformación de un grupo de jóvenes en la comunidad paraiseña fue una de las tareas destacables de la comunidad en conjunto con el párroco y un misionero que acompañó.
Luego de la misa familias dieron a conocer sus testimonios de los milagros obtenidos por la intersección de la Inmaculada Concepción Patrona de Terciados Paraíso.
El Día de la Inmaculada Concepción de María, es considerada una de las trece fiestas marianas del calendario de la Iglesia Católica, y la conmemoran todos los fieles al catolicismo. En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, celebrada hoy, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus. Reflexionado sobre la Liturgia del día, que relata el anuncio del ángel a la joven de Nazaret, Francisco recordó que, para hacer maravillas, «el Señor no necesita grandes medios ni nuestras sublimes habilidades, sino nuestra humildad, nuestra mirada abierta a Él y a los demás«.