Pablo Delapierre, se encontraba varado desde hace más de dos semanas en la localidad brasileña de Barracao sin poder ingresar a Argentina, finalmente logró ingresar ayer de manera ilegal al país por Bernardo de Irigoyen y se puso a disposición de las autoridades.
Debido a la particularidad de la frontera seca entre Bernardo de Irigoyen y las localidades brasileñas de Dionisio Cerqueira y Barracao, se puede traspasar a pie, y ante la negativa de la Justicia Federal de permitirle el ingreso de manera legal por Irigoyen, Pablo traspasó la frontera por un paso alternativo e ilegal y fue abordado por el personal de Gendarmería Nacional apostado en la zona y puesto a disposición de la justicia.
Tras los trámites de rigor, a media tarde de ayer fue trasladado en un móvil de Gendarmería Nacional a su domicilio de Eldorado, donde deberá cumplir la cuarentena y someterse a la prisión domiciliaria por el tiempo que lo decida la Justicia Federal. Asimismo, deberá pagar una multa de 25 mil pesos por la infracción cometida.
El joven no se resistió ante las autoridades ya que había anticipado a los medios de comunicación que tomaría la decisión de ingresar a la Argentina de manera clandestina y ponerse a disposición de la justicia.
Pablo no presentaba síntomas aunque de igual manera se activó el protocolo correspondiente. En un primer momento fue atendido por personal médico de la fuerza de Gendarmería y luego trasladado al paso fronterizo, donde lo revisó la directora del hospital local. Por último en el nosocomio de la localidad se determinó que el joven presentaba buena salud y ningún síntoma sospechoso.
Barracao y Dionisio Cerqueira quedan a 120 kilómetros de Eldorado, que es la ciudad originaria de Pablo. La cuarentena retuvo al joven en Brasil, donde estuvo por motivos laborales, hasta más allá del plazo permitido por el gobierno nacional para el ingreso de argentinos por Bernardo de Irigoyen. Ante esto, había presentado un recurso judicial para que se hiciera una excepción con su caso, con el compromiso de cumplir el aislamiento obligatorio el tiempo que fuera necesario, pero no tuvo éxito.
Fuente: Fabián Acosta