Es uno solo contra casi todos y el martes pasado quedó en evidencia en la Casa Rosada. De un lado, Misiones, casi en soledad. Del otro lado, el presidente Mauricio Macri, sus ministros y secretarios, los gobernadores de Entre Ríos y -especialmente- el de Corrientes y la industria pastera, encabezada por Arauco Argentina, pero con apoyo de Ledesma, Celulosa Argentina y las cámaras Afoa y Afcp, que responden a estas firmas.
Sin embargo, aún en desventaja Misiones no cede. La fluida colaboración que la provincia le presta al Gobierno Nacional en el Parlamento y que le garantiza apoyo incondicional a leyes sensibles (Fondos Buitres, Rerforma Previsional, Pacto Fiscal) tiene un límite que pocos conocen y es este: la política para atraer grandes proyectos de inversión en la industria pastera.
Misiones, que es la única provincia de estas tres donde opera una gran industria pastera (la propia Arauco Argentina, en Puerto Esperanza) sostiene que si vienen inversiones de este tipo, hay que asegurarse de que derramen en buena parte del entramado productivo y no se terminen “fagocitando” a los pequeños productores forestales, algo que ya sucedió cuando la empresa chilena compró el aserradero de Pecom Forestal en 2002 y volcó buena parte de su producción al mercado interno o cuando fija precios desventajosos para el pequeño productor forestal gracias a su posición dominante.
Arauco Argentina tiene 255.000 hectáreas en Misiones, de las cuales la mitad son para producir y el resto son áreas protegidas.
El grupo chileno encabeza un intento de la industria celulósica para sacarle al Presidente una ley de promoción en inversiones forestales -con jugosas excenciones impositivas- parecida a la que Uruguay le otorgó a Botnia. El proyecto, de concretarse, sería muy ventajoso si en un eventual segundo mandato de Cambiemos se produce una crisis financiera que deje los activos argentinos -como las extensiones de tierra- muy baratos.
Lo curioso además es que la industria se las ingenió para hacer lobby por todas estas ventajas con una gran diferencia respecto al caso uruguayo: sin comprometerse a hacer ninguna inversión.
Sin blindaje anti-crisis
También pide reformar la Ley de Tierras, que limita la tenencia en manos de capitales extranjeros (no puede tener más del 15% de la superficie de una provincia) y modificar el articulo 61 de la Constitución de la provincia de Corrientes, la que impone también restricciones a los foráneos a la hora de adquirir extensiones de suelo.
Todas estas normas no se pusieron porque si. La Argentina tiene crisis recurrentes con fuga de capitales, grandes devaluaciones y un país cuyos activos quedan muy baratos, como sucedió tras la crisis de 2001, cuando Arauco Argentina aprovechó para comprarle a un precio muy ventajoso los activos forestales a Pérez Companc (Petrobrás le compró los negocios petroleros).
En los primeros meses del 2002, cuando el dólar apenas se había estabilizado en 4 pesos y la Argentina estaba literalmente de rodillas, los chilenos -con excelente sentido de la oportunidad- le compraron a Pérez Companc unas 60.000 hectáreas de tierra en Misiones y un mega-aserradero que en su momento prometieron no cerrar (al final no cumplieron y bajaron la persiana). Todo por 43 millones de dólares (716 dólares por hectárea, el aserradero va gratis).
Este proyecto -cuyo borrador aún se está delineando- ya obtuvo el martes el aval explícito de Macri, quien garantizó por adelantado el apoyo de los legisladores de Cambiemos en el Congreso Nacional a la futura iniciativa e invitó a Entre Ríos, Corrientes y Misiones a que hicieran lo mismo.
Desgravaciones impositivas
Se trata del Proyecto para Promoción de Inversiones Forestales que prevé desgravaciones como la excención del IVA en la importación de bienes de capitales, reintegros inmediatos, amortizaciones aceleradas (para pagar menos Ganancias) y otras ventajas fiscales. Aunque aún no están definidas, el plan incluiría:
- Devolución anticipada del IVA correspondiente a los bienes y obras de infraestructura incluidos en el proyecto de inversión aprobado.
- Amortización acelerada en el impuesto a las Ganancias de dichos bienes y obras
- Derecho de importación equivalente al cero por ciento (0%) aplicable a la importación definitiva para consumo de bienes de capital nuevos incluidos en el proyecto aprobado.
- Estabilidad fiscal por quince 30 años para los dos primeros proyectos.
- Exención en derechos de exportación respecto de los bienes producidos en el marco del
proyecto aprobado. - Rebaja o excención de IIBB y Sellos por parte de las provincias que deben adherir a la norma.
Si bien es algo muy habitual que una industria pida beneficios fiscales para radicar una inversión importante como una pastera, acá lo atípico es que se baraja aprobar todos estos beneficios sin que haya un proyecto concreto del otro lado de la mesa.
El proyecto preve que esas ventajas sean sólamente para los primeros dos proyectos de inversión y siempre y cuando superen -cada uno-, los u$s 1.000 millones en desembolsos.
La pura verdad es que la Argentina está necesitada de inversiones y las grandes corporaciones entienden que este es el momento de pedir ventajas. Ya lo dicen los chinos, la crisis es también una oportunidad.
El proyecto prevé además que las provincias adhieran a estos incentivos y otorguen sus propios beneficios fiscales: básicamente, no cobrar o reducir la tasa de Ingresos Brutos y Sellos, otro tema que se discutió el martes en la Casa Rosada.
Misiones se planta con su propia propuesta
La postura Hugo Passalacqua -con el fuerte aval de Carlos Rovira- es tan marcada que el goberandor sólo asistió a la primera de las 7 reuniones de la Mesa Forestal en septiembre de 2017. El martes pasado el contraste era evidente. Entre Ríos y Corrientes fueron representados por sus gobernadores, Gustavo Bordet y Gustavo Valdes, como a las reuniones precedentes. En cambio Misiones envió al subsecretario de Desarrollo Forestal, Juan Gauto. Antes solía ir el Ministro, José Luis Garay, jefe directo de Gauto.
El antagonismo en la mirada Misiones-Mesa Forestal quedó en evidencia cuando a Gauto le tocó hablar para presentar la mirada de su gobierno sobre esta cuestión, Macri lo dejó desarrollar sólo por un par de minutos, para luego cortarlo y pasar al siguiente expositor.
“Nosotros en Misiones tenemos 400.000 hectáreas de bosques (para cosechar), de los cuales 120.000 son de Arauco Argentina, las otras 280.000 hectáreas están en manos de 7.000 familias forestales, creemos que se puede encontrar un mecanismo para que haya grandes inversiones en industria pero sin desplazar a esas familias”, explicó Gauto.
Misiones lo que resiste es la idea de modificar todas las leyes que se pusieron para proteger a los productores chicos de una gran multinacional que venga a quedarse con grandes extensiones de provincias como Corrientes o Misiones y en cambio, abrirle la puerta a esas inversiones pero desde otro lugar.
Arauco Argentina, en cambio, presiona para que se modifiquen las leyes para la tenencia de tierras y pueda adquirir grandes extensiones de bosques. Misiones trata de proponer una alternativa donde las grandes capitales se puedan asociar con los pequeños y medianos forestadores sin necesidad de que estos les vendan la tierra y, en muchos casos, sean desplazados de los lugares donde viven. “Las leyes actuales permiten la asociación y protegen los intereses del inversor”, afirma Gauto.
Es una mirada con desarrollo local, versus una mirada de mega-inversiones -con fuertes excenciones impositivas-, en manos de multinacionales orientadas básicamente a la exportación de pasta celulósica a mercados como China.
Macri está ansioso por lograr inversiones fuertes, que hasta ahora le fueron esquivas en cualquier otro sector que no sea energía. Arauco Argentina, cuya casa matriz ya avisó el año pasado que no tiene por ahora ningún plan para invertir en la Argentina, prepara el terreno con leyes, promociones y remoción de excenciones que le permitan el día de mañana -en un segundo mandato de Cambiemos, quizás- poder concretar un gran proyecto con ventajas importantes.
Se trata de poner en la balanza cuánto se gana y cuánto se pierde con una inversión de este tipo. A pesar de que defiende su posición casi en soledad, en la Mesa Forestal el único actor que sabe a ciencia cierta qué se gana y qué se pierde con una industria tipo Arauco Argentina o Zucamor/Papel Misionero es Misiones. Que aún en franca minoría en la Mesa Forestal, está tratando de decir algo con su postura y con sus intervenciones. Aunque por ahora no la quieran escuchar mucho.
La Argentina de los extremos, sin políticas de Estado
Así es como la Argentina puede volver a pagar un precio altísimo por su tradición pendular. De un presidente que fue a hacerle “el aguante” a los asambleístas en Gualeguaychú y prohijó el bloqueo de un puente internacional durante años, apoyando una contaminación que hasta ahora nunca se comprobó, retrasando el desarrollo de un sector que tiene muchísimo potencial en la Argentina (en especial en Misiones y Corrientes).
A un presidente muy necesitado de anunciar inversiones y buenas noticias, en un país en crisis, con una deuda a futuro que genera muchas dudas respecto a si es o no sustentable, dispuesto a entregar todo lo que le pidan, siempre y cuando no sea dinero.
Fuente: economis.com