POLÉMICA EN LA CHACRA: NACIÓN PROYECTA SEMBRAR 250 MIL HECTÁREAS DE MAÍZ TRANSGÉNICO EN MISIONES

POLÉMICA EN LA CHACRA: NACIÓN PROYECTA SEMBRAR 250 MIL HECTÁREAS DE MAÍZ TRANSGÉNICO EN MISIONES

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Hace un mes en un acto que pasó casi desapercibido, la Secretaría de Agroindustria de la Nación y la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar) firmaron un convenio para desarrollar el cultivo de maíz de alta productividad en Misiones y el noreste de Corrientes, para “alcanzar el autoabastecimiento de alimentos balanceados de mejor calidad y mejores rindes para los pequeños productores, facilitando también así iniciar la comercialización de su producción con Brasil en un futuro mediato”. El organismo conducido por el ex presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere pretende convertir a la región en una zona exportadora de maíz, especialmente a  Santa Catarina (Brasil), que importa aproximadamente un millón de toneladas desde Paraguay y tres millones de toneladas del Mato Grosso, en éste último caso, con un flete carretero de aproximadamente 2.000 kilómetros. La cercanía territorial de Misiones a la región de consumo más intensivo de alimentos balanceados en el sur de Brasil, con epicentro en Chapecó, es un punto “estratégico” para la Nación.

En la práctica, el maíz transgénico y otros productos similares ya están en “etapa de prueba” en diez parcelas en la zona de San Pedro y San Antonio.

El objetivo de la Nación es sembrar entre 125.000 y 250.000 hectáreas de este transgénicos en Misiones para producir 1.000.000 de toneladas en una década y abastecer una demanda brasileña de “160 camiones del cereal, equivalente a 4800 toneladas diarias”. El objetivo de máxima equivale a un quinto de las 1.264.000 hectáreas de superficie agraria y a casi la totalidad de que queda disponible para sembrar, ya que la Provincia tiene otras 417 mil hectáreas forestales, según los últimos datos oficiales, un millón de hectáreas de monte y el resto, zonas urbanas. Hasta 2015, Misiones tenía solo 30 mil hectáreas cultivadas de maíz, pero ya estaba al límite de la ampliación de espacio productivo. 

La propia secretaría de Agricultura Familiar delegación Misiones admitió el miércoles que “no hay estudio de impacto ambiental por el cambio de uso de esa tierra ni por el glifosato que se va a utilizar (2.5 millones de litros en 250.000 ha en promedio). Sin embargo, asegura que para sembrar esa cantidad de hectáreas, se utilizarán parte de las 400.000 hectáreas de capuera que “hoy están improductivas y lotes de té abandonados”. También promete “tener en cuenta el resguardo de variedades de maíces criollos que se siembran” en Misiones.

Los trabajadores de terreno del organismo nacional no comparten la visión de Etchevehere. “El desarrollo de maíz de alto rendimiento en el norte provincial es un proyecto de Cambiemos. Por eso el financiamiento de silos y plantas en San Antonio y San Pedro”, explicó un trabajador de la secretaría bajo el anonimato. 

Sin embargo, el acuerdo está sellado. Maizar es a los granos lo que la Sociedad Rural al campo y engloba a empresas como Monsanto, Cargill, entre otras. Entre los puntos de su “misión” aparecen aumentar el área sembrada en todo el país, enfatizando “las regiones marginales” y promover leyes que permitan la desgravación de insumos clave y bienes de capital.

La disyuntiva está a la vista. Misiones acaba de ser declarada capital nacional de la Biodiversidad justamente por resistir el embate de la sojización de la agricultura y custodiando el monte.

En ese contexto, avanzar ahora con la producción de transgénicos no parece ser la mejor carta de presentación para la capital de la Biodiversidad, que además está encarando una potente política de retorno a las chacras para una producción agraria sustentable. En el Gobierno provincial advierten que hay esa superficie disponible para plantar y que producir con el objetivo de exportar a Brasil es “primarizar aún más la economía agrícola”, cuando lo que se debe hacer es fortalecer la cadena productiva para abastecer el mercado interno.

La secretaría de Agricultura Familiar de Misiones rechaza el proyecto de Nación, lo mismo que una decena de organizaciones ambientalistas que emitieron un duro documento ante la embestida de Etchevehere en favor de los transgénicos.

La ley 68 de Fomento a la Producción Agroecológica, rechaza en su artículo 2 la utilización de insumos químicos y determina que los productores agroecológicos “gozan de especial atención y prioridad en las políticas de crédito y programas de producción de alimentos”, lo que revela el rumbo que le quiere imprimir la Provincia a las chacras, en las antípodas de los transgénicos. Desde octubre de 2015, Misiones adoptó como modelo de desarrollo productivo, económico, social y ambiental a la agricultura familiar en toda su diversidad, la que es sujeto prioritario de las políticas y acciones que se ejecutan desde las diferentes áreas del Gobierno provincial.

Otro detalle:  apenas en noviembre del año pasado la Legislatura provincial aprobó la ley que prohíbe el uso del glifosato, sus componentes y afines, en los ejidos urbanos del territorio provincial; comunidades de pueblos originarios; establecimientos educativos y sanitarios cualquiera sea su denominación o rango; Reservas Naturales de cualquier tipo y denominación ya sean nacionales, provinciales, municipales o privadas; centros turísticos; cursos de agua dulce que proveen para consumo humano o su utilización para la producción agrícola ganadera.

Los ambientalistas aseguran que esta última ley “ha sido herida de muerte” ante la  confirmación y avance del Proyecto  de cultivos de maíz transgénico en siete localidades de la Provincia sin previa participación de la ciudadanía.  

Los ecologistas ponen énfasis en que “las semillas transgénicas son parte de un modelo productivo que ataca directamente la biodiversidad, y, dado que se utilizan bajo paquetes tecnológicos basados en plaguicidas de diverso tipo, destruyen y envenenan el suelo, el agua, el aire y como consecuencia  pone en riesgo la salud de los animales. de las plantas y de las personas.

El maíz transgénico en Misiones, viene a destruir el modelo de producción con enfoque en la  agroecología ya que ambos modelos son incompatibles. Una vez que un OGM (Organismos modificados genéticamente) es liberado al medioambiente es imposible retirarlo o prevenir su esparcimiento.  La coexistencia entre los maíces de variedad y el maíz transgénico no es posible ya que este último los contamina. Además no son necesarios ya que las variedades locales han demostrado ser muy eficientes y productivas ya que están adaptadas a nuestros modos de manejo, suelo y clima”, señala el documento de las organizaciones ecológicas.

La batalla ambiental recién se inicia. Está prevista una nueva reunión con la mesa territorial de Agricultura familiar en la primera semana de febrero. Pero para la Nación, la polémica parece no detener la iniciativa: el 1 de marzo ya organizaron una en Brasil con organismos vinculados a la producción, la cancillería e importadores.

Por: Juan Carlos Arguello. Periodista

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